¿Tienes muchas preocupaciones sobre el trabajo, responsabilidades, finanzas, salud o diferentes tareas?
Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud. Puede hacer que sude, se sienta inquieto y tenso, y tener palpitaciones. Puede ser una reacción normal al estrés. Por ejemplo, puede sentirse ansioso cuando se enfrenta a un problema difícil en el trabajo, antes de tomar un examen o antes de tomar una decisión importante. Si bien la ansiedad puede ayudar a enfrentar una situación, además de darle un impulso de energía o ayudarle a concentrarse, para las personas con trastornos de ansiedad el miedo no es temporal y puede ser abrumadora.
¿Qué son los trastornos de ansiedad?
Los trastornos de ansiedad son afecciones en las que la ansiedad no desaparece y puede empeorar con el tiempo. Los síntomas pueden interferir con las actividades diarias, como el desempeño en el trabajo, la escuela y las relaciones entre personas.
¿Te criticas constantemente? ¿Constantemente te estas comparando con los demás?
La depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento.
Supone una de las patologías más frecuentes en Atención Primaria y es la primera causa de atención psiquiátrica y de discapacidad derivada de problemas mentales.
Aparece con más frecuencia en mujeres y en personas menores de 45 años.
El tratamiento con psicofármacos y/o psicoterapia, consiguen, en la mayoría de los casos, aliviar parcialmente o en su totalidad los síntomas. Una vez se han superado los síntomas de la depresión, convendrá seguir bajo tratamiento antidepresivo el tiempo necesario para evitar posibles recaídas. En algunos casos, el tratamiento deberá prolongarse de por vida.
¿Cómo se diagnostica la depresión?
Encontrarse en un momento determinado más triste o con el estado de ánimo más bajo no es suficiente para un diagnóstico de depresión.
Para eso, es preciso que la intensidad de los síntomas, su duración (al menos, 2 semanas) y la incapacidad que generan, sean de una entidad suficiente como para afectar el normal o adecuado funcionamiento de la persona.
Entrevista diagnóstica.
Descarte de enfermedad orgánica mediante: pruebas diagnósticas y valoración por otros especialistas.
Pruebas de psicodiagnóstico
El estrés se describe con frecuencia como una sensación de agobio, preocupación y agotamiento. El estrés puede afectar a personas de cualquier edad, género y circunstancias personales y puede dar lugar a problemas de salud tanto física como psicológica. Por definición, el estrés es cualquier “experiencia emocional molesta que venga acompañada de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles.”1 A veces, un poco de estrés viene bien porque da el empuje y la energía que se necesitan para sobrellevar ciertas situaciones, como tomar un examen o cumplir con algún plazo en el trabajo. Sin embargo, una cantidad excesiva de estrés puede tener consecuencias sobre la salud y afectar adversamente el sistema inmunitario, cardiovascular, neuroendocrino y nervioso central.2
El manejo del estrés
Los estudios también han demostrado que existe un fuerte vínculo entre el insomnio y el estrés crónico.8 Según la encuesta de APA, El estrés en los Estados Unidos, más del 40 por ciento de los adultos dicen que el estrés no les permite conciliar el sueño. Los expertos recomiendan acostarse a la misma hora todas las noches, procurar dormir de 7 a 8 horas y retirar distracciones, tales como televisores y computadoras, del dormitorio.
Muchos estadounidenses que pasan largos períodos con estrés no hacen los cambios necesarios en su estilo de vida para reducir el estrés y evitar que se afecte su salud. Tomar decisiones sensatas sobre su estilo de vida y su conducta es necesario para mejorar la salud en general y prevenir el estrés crónico. La clave para el manejo del estrés es identificar y modificar aquellas conductas que lo causan. Pero realizar estos cambios puede representar un reto.
Aún pequeños pasos, como salir a caminar diariamente, pueden ser de beneficio. Comenzar a realizar actividad física es un cambio pequeño pero eficaz en el manejo del estrés. La actividad física aumenta la producción de endorfinas, una sustancia que provoca una sensación de bienestar. Las endorfinas son un tipo de neurotransmisor del cerebro que ayudan en el tratamiento de modalidades leves de depresión y ansiedad.9 Llevar una dieta saludable y dormir más y mejor también pueden ser beneficiosos.
Pero recuerde que es importante que hable con un profesional de la salud mental autorizado, como puede ser un psicólogo, si los niveles elevados de estrés se mantienen por mucho tiempo o si los problemas que pudieran venir como resultado afectan su vida cotidiana. Las investigaciones han demostrado que el estrés crónico se puede tratar con intervenciones adecuadas tales como cambios en el estilo de vida y la conducta, terapia y, en algunos casos, medicamentos.10 Un psicólogo le puede ayudar a superar las barreras que le impiden llevar una vida saludable, manejar el estrés de forma eficaz e identificar aquellas conductas y situaciones que hacen que usted tenga niveles altos de estrés de forma constante.
La adicción es una pérdida del control caracterizada por la práctica compulsiva de la conducta, en donde hay daño o deterioro de la calidad de vida de la persona debido a las consecuencias negativas de la práctica de la conducta adictiva.
En la adicción existe negación o autoengaño que se presenta como una dificultad para percibir la relación entre la conducta adictiva, el deterioro personal y el uso a pesar del daño.
La descripción de adicción es un tanto controversial, ya que distintas sociedades tienen un criterio diferente para evaluarlo. Por eso empezaremos describiendo algunos conceptos implicados en las adicciones y así poder diferenciarlos:
El uso de una sustancia no tiene ninguna significación clínica, ni social, o sea el término «uso» significa sencillamente utilización sin efectos médicos, sociales y familiares. Es un consumo aislado, episódico, ocasional y sin ningún ritmo de habitualidad sin tolerancia ni dependencia.
El hábito sería la costumbre de consumir una sustancia por habernos adaptado a sus efectos. Hay por lo tanto un deseo del producto pero nunca se desea de una manera imperiosa. No existe una tendencia a aumentar la dosis ni se padecen trastornos físicos o psíquicos importantes cuando la sustancia no se consigue. La búsqueda de la sustancia es limitada y nunca significa una alteración conductal.
El abuso consiste en el consumo de una droga que dañe o amenaza dañar la salud física, mental o el bienestar social de un individuo. Se trata de un uso inadecuado por su cuantía o finalidad.
La dependencia fue definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1964 como un estado de intoxicación periódica o crónica producida por el consumo repetido de una droga natural o sintética y caracterizada por un deseo dominante para continuar tomando la droga y obtenerla por cualquier medio. En la dependencia existe una tendencia a incrementar la dosis y puede haber síndrome de abstinencia por retirar el consumo de la droga. En el siguiente artículo encontrarás cómo se clasifican las drogas y cuáles son sus efectos
Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que provoca reacciones físicas graves cuando no existe ningún peligro real o causa aparente. Los ataques de pánico pueden provocar mucho miedo. Cuando se presenta un ataque de pánico, puedes sentir que estás perdiendo el control, que estás teniendo un ataque cardíaco o, incluso, que vas a morir.
Muchas personas tienen solo uno o dos ataques de pánico en toda su vida, y el problema quizás desaparece cuando se resuelve una situación estresante. Sin embargo, si tienes ataques de pánico inesperados y recurrentes, y pasas mucho tiempo con miedo constante de sufrir otro ataque, es probable que tengas una afección llamada «trastorno de pánico».
A pesar de que los ataques de pánico en sí mismos no ponen en riesgo la vida, pueden provocar mucho miedo y afectar, de manera significativa, tu calidad de vida. Sin embargo, el tratamiento puede ser muy eficaz.
Los ataques de pánico suelen comprender alguno de estos signos o síntomas:
Sensación de peligro o fatalidad inminente
Miedo a perder el control o a la muerte
Taquicardia y palpitaciones
Sudor
Escalofríos
Sofocos
Náuseas
Calambres abdominales
Dolor en el pecho
Dolor de cabeza
Mareos, sensación de desvanecimiento o desmayos
Sensación de entumecimiento u hormigueo
Sentimientos de irrealidad o desconexión
Uno de los peores aspectos de los ataques de pánico es el miedo intenso a que se repitan. Ese miedo puede ser tan fuerte que puede hacerte evitar determinadas situaciones en las que podrían ocurrir.
El duelo es un estado psicológico que resulta de la pérdida de una persona importante, que ha formado parte de la existencia del individuo. La pérdida de un ser querido o una sustracción (patria, libertad, un ideal), en algunos individuos incapaces de aceptar su ineluctabilidad, adquiere características patológicas. La experiencia de la pérdida se experimenta de manera diferente de individuo a individuo. Por lo tanto, es incorrecto, desde el punto de vista clínico, juzgar las reacciones psicológicas de un sujeto como patológicas en las primeras etapas del duelo.
¿Cómo se procesa el duelo?
Según la teoría de cinco pasos de Kübler Ross, el duelo incluye:
Una fase de negación o rechazo de la realidad; Una fase de ira, caracterizada por la sensación de soledad y la necesidad de dirigir el dolor externa o internamente; Una fase de negociación o compromiso, que consiste en la revalorización de los recursos y realidad propios; Una fase de depresión, constituida por la conciencia de que la muerte es inevitable; La última fase de aceptación del duelo, donde se toma conciencia de las diferentes condiciones de la vida.
Cuándo se vuelve patológico un duelo?
Por lo general, llegamos a la fase de aceptación del duelo después de 18 meses desde el evento. La persona logra volver a una situación comparable a la fase previa al duelo, con una mejora en el estado de ánimo y con el abandono de los problemas psicosociales. Sin embargo, algunos sujetos no pueden aceptar la inevitabilidad de la pérdida y continúan mostrando síntomas.
Cómo superar un duelo patológico?
Un psicoterapeuta puede ayudar a superar el duelo a través de las terapias cognitivo-conductuales (TCC), EMDR (sesensibilización y reprocesamiento por movimiento ocular, siglas en inglés) o terapias sensomotoras. Además, la terapia grupal a menudo da mejores resultados que la terapia individual.
Una fobia es un temor a situaciones o cosas que no son peligrosas y que la mayoría de las personas no las encuentran molestas.
El miedo es algo muy común en las personas. Es una reacción natural o una experiencia adaptativa ante situaciones u objetos que implican un peligro real.
Hay miedos que a una edad son normales y que conforme crece un niño van desapareciendo y por tanto no requieren ningún tratamiento específico.
Cuando este miedo se da ante situaciones u objetos que no suponen un peligro real ni tampoco es evolutivo, entonces nos encontramos antes un miedo que ya no es adaptativo y es lo que denominamos fobia.
Los síntomas más habituales son:
Pensamientos distorsionados y desproporcionados ante el estímulo.
Sudoración.
Repiración anormal.
Aceleración del latido cardíaco.
Temblores, escalofríos.
Cómo se diagnostican las fobias?
Residente de Psiquiatria realizando un trabajo de investigacion
El diagnóstico de una fobia se basa en la evaluación clínica por parte del especialista en Psiquiatría.
Presenta síntomas y signos bastante característicos, lo que hace que no sea necesario, en muchos casos, realizar ninguna otra prueba diagnóstica.
Entrevista diagnóstica.
Si se sospecha que puede tener una causa orgánica, conviene realizar otras pruebas como la resonancia magnética, analíticas y valoración por otros especialistas.
Pruebas de psicodiagnóstico.
Al hablar de obsesiones, hacemos referencia a pensamientos, imágenes, ideas o impulsos indeseables, que se producen de forma repetitiva, generando una gran nivel de ansiedad, bien porque se piensa que se va hacer daño a alguien, a sí mismo o va a ocurrir otro tipo de desgracia que escapa a su control.
Las obsesiones no son deseadas ni buscadas, sino todo lo contrario, se experimentan de forma intrusiva e incontrolada, como algo que no se puede evitar. Por esta razón trata de resistirse a ellas y de suprimirlas. La persona es incapaz de explicar porqué tiene dichos pensamientos e imágenes y los considera repugnantes, sin sentido, amenazadores y contrarios a sus verdaderos sentimientos e ideas.
El contenido de las obsesiones, puede ser muy variado:
pensamientos e imágenes sobre la suciedad y la contaminación (ensuciarse o contaminarse por no limpiar un objeto, o la ropa, cuando se entra de la calle; ensuciarse o contaminarse por tocar objetos que tocan otras personas; etc.);
de dudas (pensamientos sobre si se habrá cerrado bien las puertas o ventanas; dudas sobre si un grifo se quedaría abierto e inundará la casa; dudas sobre si se ha podido atropellar a alguien y no darse cuenta; dudas sobre si se ha podido cometer un error en el trabajo; etc.),
agresivos, hacia uno mismo o los demás (empujar a alguien por el balcón o escaleras; agredir a alguien con un cuchillo; hacerle daño a un bebe; etc.);
religiosos y blasfemos (imágenes obscenas sobre figuras bíblicas; insultar a un sacerdote; gritar obscenidades en misa; etc.);
de contenido sexual (imágenes de agredir a otra persona sexualmente; impulsos de quitarse la ropa en lugares públicos o quitársela a alguien; pensamientos de tener relaciones sexuales con menores; etc.);
supersticiones o ideas mágicas (pensamientos sobre tener mala suerte si no se hace algo, pensar que se suspenderá o pasará algo malo si no se coloca un objeto de una determinada manera, pensar que algún familiar enfermará si no se piensa algo bueno, etc.); etc.
PROBLEMAS PSICOLÓGICOS ASOCIADOS
Las personas que sufren este trastorno de ansiedad, suelen presentar otros problemas asociados como: depresión (es el problema concurrente más común); otros trastornos de ansiedad (como trastorno de pánico con y sin agorafobia especialmente, y fobias específicas), consumo de alcohol y juego patológico; problemas alimentarios; control de impulsos; hipocondría; etc.
La autoestima es una de las variables psicológicas más importantes para la salud emocional, el bienestar y es clave en nuestra relación positiva con el entorno. Pero, por desgracia, no todo el mundo posee una autoestima adecuada.
Muchas personas, independientemente de si asisten o no a psicoterapia, sufren los efectos de tener una baja autoestima. Afortunadamente, esto es algo que puede ser cambiado.
Los estudios aseguran que este aspecto tan importante de la personalidad no es algo estático, sino que puede variar a lo largo de la vida de una persona, y según afirma la psicóloga Silvia Congost, autora de del libro Autoestima Automática, su desarrollo depende aproximadamente en un 30% de factores genéticos , y el resto, es decir un 70%, depende del entorno y de las experiencias que nos ha tocado vivir.
La autoestima baja es un problema real al que se enfrentan muchas personas, porque puede afectar negativamente a las distintas áreas de su vida. De manera resumida, la autoestima baja causa sufrimiento e impide lograr muchas de nuestras metas o deseos. Las pautas negativas de pensamiento asociadas a la baja autoestima (por ejemplo, pensar que todo lo que haces te va a ir mal) pueden provocar problemas graves de salud mental, como depresión o ansiedad.
La autoestima baja es paralizante, y hace que sea difícil probar cosas nuevas o llevar a cabo las distintas tareas del día a día, así como iniciar un nuevo hobby o buscar empleo. Esto impide vivir la vida que uno quiere, y lleva a la frustración y al malestar al cabo del tiempo.
Buscando ayuda para aprender a quererse a uno mismo
Si detectas que tienes un problema de autoestima serio y lo anterior no ha funcionado, es necesario que lo soluciones lo antes posible porque no tienes que seguir sufriendo más tiempo. Así que, en vez de esconderte y mirar para otro lado, puedes:
Hablar con tus familiares o amigos íntimos
Hablar con tu médico de cabecera para que aconseje qué debes hacer
Acudir a terapia con un psicólogo específico
La terapia de pareja es un recurso utilizado por muchas personas para resolver los conflictos que pueden surgir dentro de una relación. La psicoterapia de pareja, como también se le denomina, fortalece una pareja en crisis y lo primero que se hace es encontrar el verdadero problema, para así recuperar la relación o también para tener una ruptura lo menos conflictiva y dolorosa posible.
Según el famoso psicólogo Joan Garriga, en la terapia se generan nuevas posibilidades, pautas más creativas y aprendizajes al comprender cómo estructurar las propias limitaciones respecto al amor y cuáles son las profecías infantiles; todo lo vivenciado en esa etapa que inconscientemente gobierna algunos comportamientos que en ocasiones termina saboteando los vínculos con la pareja.
En una terapia de pareja, el terapeuta se centra fundamentalmente en mejorar la comunicación en la relación. De esta manera, se enseña a controlar los impulsos y emociones para afrontar y resolver los conflictos que puedan surgir de una manera más eficiente. Estos son algunos de sus beneficios:
Encontrar el camino correcto al ser consciente de las virtudes y debilidades aprendiendo a manejarlas.
Tolerar y respetar las diferencias de la pareja.
Aprender a leer las señales y emociones del otro
Expresar los sentimientos con más claridad.
Entender y regular las emociones propias.
Comprender que el amor por sí mismo no es suficiente para mantener una relación estable y duradera, pues se requiere compromiso, comunicación, respeto y compasión.
Se potencializa la capacidad de fluir con la vida deteniendo el ciclo de culpa que puede destruir, incluso, las mejores relaciones.
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